Una virtualidad inesperada
- GIACOMO MELGAREJO
- 25 ago 2022
- 4 Min. de lectura
La pandemia por covid-19 afectó de múltiples maneras durante los primeros meses de la cuarentena, unos de los aspectos en los que más se vio afectado fue en el académico. En Perú, los colegios cerraron, también las universidades y durante unos meses todas las clases se paralizaron, sin embargo lograron encontrar una solución temporal a estos problemas: las clases virtuales. Por lo que se pudo continuar con las labores académicas.
En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) las clases se reanudaron meses después de lo habitual con la modalidad no presencial, y los estudiantes sanmarquinos no fueron ajenos a todo los cambios del proceso. Por eso, en las siguientes líneas se abordará con detalle cómo han experimentado esta “virtualidad inesperada” los alumnos de dicha casa de estudio. Para ello, contaremos con la participación de algunos sanmarquinos.

Estudiantes de la UNMSM; Beatriz, Alexis y Liz, nombrados respectivamente de izquierda a derecha.
La matrícula
En la UNMSM las clases iniciaron el 08 de junio del 2020, luego de unas largas vacaciones debido a tantas postergaciones por la pandemia del COVID- 19. Enfermedad que ya se llevó muchas vidas, infectó a una gran cantidad de personas y que sigue cambiando nuestra manera de vivir aun con las vacunas. Este, sin duda, sigue siendo un escenario incierto.
Todas las actividades académicas se vieron afectadas con esta pandemia. Muchos de los estudiantes tuvieron complicaciones al momento de realizar su matrícula y dicha rectificación. Se podría decir que el caos se apoderó de San Marcos. Alumnos sin matricular o matriculados en aulas erróneas, surgieron muchas dudas sobre cómo sería el inicio de clases. ¿Cómo se resolvería este problema? Los estudiantes sabían que no sería igual, algunas cosas cambiarían: la organización de los profesores, directivos y alumnos.
El inicio de clases programado para el día 23 de marzo fue postergado hasta el 11 de mayo, mientras tanto se pensaba resolver los problemas que acontecían. Ello no funcionó y por motivos ya mencionados las clases se reprogramaron hasta el 08 de junio. En paralelo, se procedían las matrículas, las rectificaciones y la anulación de estas mismas con los alumnos que requerían estos trámites.
Por otro lado, algunos profesores tomaron la iniciativa de realizar clases piloto de manera opcional mientras esperaban que éstas iniciaran de manera formal, con ello se pudo evaluar muchas cosas y estas clases daban una idea al estudiante de cómo se desarrollarían durante este periodo.
“Yo fui una de las afectadas, mi matrícula no procedió y estuve preocupada por ese tema el cual una vez resuelto procedieron mal mi matrícula y tuve que enviar otra solicitud y así poder terminar con el trámite. Felizmente todo salió y bien me encuentro matriculada en los cursos y las secciones deseadas. Así como yo, sé que muchos de mis compañeros pasaron por el mismo problema”, nos comentaba Beatriz.
El proceso de adaptación y lo que la virtualidad nos dejó
El proceso de adaptación fue duro para muchos estudiantes los primeros meses, las dificultades estaban presentes en casi todos los aspectos y varios tuvieron que dejar la universidad debido a la pandemia. Las primeras semanas se reportaron innumerables problemas de conectividad, algunos cursos se vieron especialmente afectados en su desarrollo debido a la naturaleza pragmática de los mismos, sin embargo, en un esfuerzo conjunto de alumnos y profesores se intentó solucionar los problemas con la mayor eficiencia y brevedad posible.
Alexis nos comenta: “Una de las principales deficiencias de la virtualidad ha sido la ausencia del factor humano, pasamos de ser un grupo de personas interactuando en un mismo espacio con el fin de aprender, a ser un montón de fotos sobre una pantalla que casi no interactúan, sino que son solo unos elementos pasivos asistiendo al monólogo del profesor”.
La manera de coordinar se modificó. Muchos estudiantes se dificultaron para coordinar una reunión virtual. Básicamente, se cambió la forma de trabajar.
Pese a todo lo anterior expuesto, la virtualidad también trajo notables ventajas para el desarrollo de las clases como el poder acceder a las clases grabadas o el dinamismo con el que se puede exponer material multimedia, ventajas sin las cuales el proceso de adaptación hubiera sido mucho más complicado.
Alexis, en líneas generales respecto a lo que tratamos en este apartado, nos cuenta: “Después de todo, las clases virtuales no son necesariamente una mejor o peor plataforma, sino que son una plataforma distinta que llegó en un momento complicado y que fue la solución que encontramos para poder continuar con nuestras labores académicas”.
La vida después de San Marcos
En la vida universitaria no solo se tiene que lidiar con los procesos administrativos de la universidad y con la adaptación a esa modalidad; también, con las relaciones amicales, amorosas, familiares, laborales y todos los problemas que trae consigo. Pero no se detienen sus estudios, nunca paran, aunque se les haya muerto una persona que aprecian por covid-19, seguirán debiendo asistir a clases, acumulando tareas, tomando exámenes, reuniéndose para los trabajos grupales. Sí, siempre tienen que “estar disponibles”. Pueden llorar cuando el mundo está durmiendo, saben que luego tendrán que ser productivos. O tal vez, decidan abandonarlo todo: jalar el curso, no presentar tareas, dejar la carrera.
Esas dificultades afrontó Liz, estudiante de la UNMSM. Estaba llorando. Semanas antes de que empezaran sus clases virtuales, ella estaba muy triste. Aún así tuvo fuerzas para conectarse a su primera clase en la modalidad no presencial. Ella no es perfecta, pero siempre se esfuerza y lucha. La verdad es que todo ese tercer ciclo de la carrera no pudo concentrarse bien. Tenía la cabeza pensando en lo frustrante que era no poder invitar a salir a esa persona que le gustaba. Casi jala un curso por no presentar uno de sus trabajos finales, pero el ‘profe’ fue comprensivo.
Es duro. Exigirse, sobre exigirse, dejar de procrastinar, llorar mientras avanzan sus trabajos, tener que contarles a sus profesores que mentalmente no estaban dispuestos para hacer la tarea. Pero, “todo sea por la nota”, para “salvar el ciclo”. Y, los que tienen buenas notas, “a qué costo”.
Dejemos en claro que algunos universitarios enfrentan de mejor manera la modalidad virtual, lo que la pandemia conlleva y su vida en sí. También, es cierto que en San Marcos hay servicio psicológico gratuito para estudiantes. No todos están mal, aunque pareciese que a todos les encantan los chistes depresivos, reírse de sus desgracias y animarse con memes. “A veces me detengo aunque el mundo siga. Luego, regreso con más fuerza”, expresó Liz.

Publicación de la página de facebook “Ideas para tus apuntes”.

Publicación de la página de facebook “Estudimeme”.
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